“Rejection” tiene el mismo comienzo explosivo y continúa una línea marcada en el disco, que se mueve de la oscuridad en la que podría haber estado inmerso para darle paso a estribillos contundentes. “Shot in the dark”, el primer single que se conoció, se rige por la fórmula clásica del sonido post mortem de Bon Scott. El contrapunto entre la línea vocal de Johnson y los coros casi rugidos son pura factoría Young.
“Through the mist of time” se inscribe dentro de sus grandes gemas pop. Una canción reflexiva sobre el paso del tiempo que, por sonido, podría haber sido escrita durante el pasaje de finales de los ’80 y principios de los ’90. “Demon Fire”, entre las mejores del álbum, muestra a un Johnson en un registro socarrón similar al de Bon Scott (¿otro tributo?) y uno de los mejores riff de la dupla Young del siglo XXI. Phil Rudd prueba acá por qué –a pesar de todo- sigue siendo el elegido para sentarse detrás de la batería.
Canciones como “System Down”, “Money Shot”, “Witch’s Spell” y “Wild Reputation” son fórmulas probadas, que funcionan para hacer brillar a las gemas. Son ese carrilero que tira el centro preciso para que el 9 se suba al alambrado en un grito de gol.
El final con “Code Red” es antológico. En la línea de cierres monstruosos de Back in Black y Highway to hell, el ADN del grupo y baja el telón de gloria para este regreso improbable.
En su álbum número 17, AC/DC prueba que se puede sobrevivir a los fantasmas y reinventar una fórmula probada. ¿Es solo rock and roll? Sí, pero nos encanta.
Fuente: La Viola