De la noche a la mañana, los profesores debieron volcarse a las clases virtuales para poder seguir en contacto con los alumnos y cambió la realidad de las escuelas. En el presente ciclo lectivo se combinan las clases presenciales con las virtuales, pero ¿Cómo viven los profesores este desafío?
La realidad de las escuelas en la vuelta a clases en el oeste: El relato de los profesores en primera persona
Ernesto Bruselario es profesor de Filosofía en las escuelas n° 2, 4, 6, 7, 10, 12, 14, 16 y 19 de Hurlingham, pero volvió de forma presencial solo a tres de ellas. Si bien aclara que este número no es representativo de la situación a nivel provincial y nacional afirmó que tiene “un panorama general del desastre que es. La pandemia ha puesto de manifiesto la brecha ante, no solo las condiciones del acceso a la educación de los pibes, sino quiénes están en condiciones de llevarlo adelante o no”.
“Me da la sensación que hay una dicotomía absoluta entre lo que el estado diseñó respecto a esta etapa a lo que realmente es posible, entre lo propuesto y lo concreto, hay una diferencia enorme. Se está sobrecargando mucho al docente, no solo se le pide que de clases virtualmente, que lo hagan al mismo tiempo que se da clases presencial en aquellas escuelas que se habilitaron”, detalló.
Angela Coronel es Orientadora Educacional en las escuelas N°4 y N°14 y destacó: “los profesores tienen la posibilidad de usar laboratorio, biblioteca, sala de informática para dar clases. En la biblioteca no se pueden usar los libros, el bibliotecario puede acompañar en las clases”.
“En la secundaria 14 no tenemos internet, no se pueden dar clases por Zoom pero esta habilitada la infraestructura para que los chicos puedan acercarse a la escuela en las burbujas con una distancia de metro y medio y distancia de dos metros entre profesores”, detalló.
Bruselario se refirió a la “bajada” que se le da a los educadores para que realicen transmisiones en vivo para quienes no acceder a la presencialidad. “Es una locura”, opinó y amplió: “Las posibilidades reales de realizar una transmisión son muy complicadas, ahora me quedé sin computadora, tengo la de mi compañera y estamos luchando a ver quien la larga”.
En su caso deberá recurrir a solicitar un préstamo para poder comprarse una máquina. El filósofo reconoce que también debería cambiar su celular ya que se le rompió, pero no está en las condiciones de hacerlo.
“Han bajado algunas directiva desde el ministerio a través de los inspectores que no coinciden con la realidad”, reiteró y se refirió al modo de dar clases: “Yo no sé si hay gente que ha diseñado esto de dar clases con máscara y barbijo, pero te aseguro que el otro dia casi me desmayo por respirar tanto dióxido de carbono todo el tiempo, estar una hora hablando con barbijo con 22 grados que no se puede prender el ventilador y escuela que no tienen aire acondicionado”.
En este contexto “poder hablar con los pibes es una tarea muy engorrosa, no solamente tenes que gritar, el tema de la voz, te encontras que es una tarea muy difícil uno viene muy estresado. No quiero pintar todo el panorama negro porque en definitiva somos los docentes los que vamos a terminar resolviendo esto de alguna manera”.
Lucas, docente de colegios de Morón y La Matanza, coincidió en que “son horas difíciles de clases porque sentís que te asfixias cuando tenes que hablar con la mascarilla puesta y te agitas mucho al hacerlo”.
“Creo que el año pasado fue una prueba error de todo, todos estábamos aprendiendo. Estuvimos corriendo todos a 20 metros de la pelota y se hizo lo que se pudo, este año no digo que han cambiado las cosas por lo menos del punto de vista material de los medios pero hay una perspectiva más clara, el pibe ya tiene en claro que tiene que conectarse, es distinto hay un acostumbramiento”
“Eso no quita que nos encontramos con dificultades porque las bajadas y las directivas son más específicas y con una tarea doble y con un sindicato que para mi esta durmiendo la siesta, esta deshojando la margarita. Las condiciones de trabajo son realmente infrahumanas y no exagero, tener que ir, viajar, andar con la máscara”, aclaró.
También explicó que hay escuelas “que te dicen vení a la presencialidad y si te tocan dos horas vas a estar una hora y volves a tu casa y va a tener que continuar y completar con al irtualidad, otras te dicen que si vos no te conectas está la posibilidad que te pongamos ausente, sin justificativo, una locura”.
Gabriela, secretaria y preceptora de un colegio de Morón, coincidió en el diagnóstico con su colega. “En el mismo momento se da la clase por zoom y presencial a las dos burbujas y a veces los chicos que están en sus casas, no escuchan a la maestra por mala conexión”, detalló. En ese sentido Lucas reveló que hay docentes que están analizando comprarse un micrófono con parlantes para facilitar la comunicación. Detallas de la nueva normalidad.
Consultado por la infraestructura, Bruselario detalló: “Encontré gel, gente que te mide la temperatura cuando entras pero no obras, mascarillas, barbijos que te ofrecen, los baños siguen siendo los mismos y las necesidades edilicias siguen siendo la misma no es que siento que el estado invirtió más”.
“Hay escuelas que todavía están esperando que solucionen cuestiones del baño y edilicias para arrancar, se presentan también cuestiones pedagógicas, en un curso que tenes 20 chicos tenes varias burbujas en un mes tenes que dar un solo tema porque se van rotando las burbujas, escuelas que piden ‘tenes que venir pero asociarte con otro profesor para que esa clase se graba’ se olvidan que no contamos con los medios”, ratificó.
Respecto a lo edilicio Coronel aclaró: “Si la escuela está habilitada y recibe chicos quiere decir que está habilitada para recibir chicos depende la matrícula y depende las aulas que tengas y que funcionan los baños”.
De cara al futuro opinó que: “Cuando venga el frío pasará lo que está pasando ahora, segunda ola de contagio, vamos a tener que recaer de nuevo en la virtualidad, es mi percepción, yo estoy tratando de acomodar, tratando porque no estoy con la fluidez necesaria porque no tengo los medios”.
Para finalizar, Bruselario señaló: “Muchas veces se dice que los docentes no queremos trabajar y yo todo lo contrario, prefiero ir a dar clases al aula, después llego a mi casa y hago mi vida, ahora estoy medianamente tranquilo porque me di la primera dosis”.